La vida de
las personas se suele medir en años pero, para mí, la vida comenzó al hacer el
primer trazo. No fue el más increíble ni el más perfecto, pero seguro que en
ese momento fue el máximo esfuerzo que pude haber hecho.
Mis papás
estaban orgullosos, tal vez no entendían nada de lo que yo pretendía dibujar,
sin embargo me compraban pequeños cuadernos de hojas blancas para que yo
pudiera “rayonear”.
Después de un
tiempo, comencé a calcar dibujos. Ya era más entendible lo que estaba haciendo
y me emocionaba al ver cómo quedaban mis dibujos terminados. Prácticamente
iguales a los originales; claro, con sus líneas movidas.
Luego,
comencé a arriesgarme haciendo dibujos de personajes que ya había hecho
anteriormente. Por supuesto que los dibujos calcados eran de mucha mayor
calidad y precisión, pero los creados por mí, tenían mi esencia y representaban
lo que yo quería y no me obligaba a una forma en específico.
Tendría seis años
aproximadamente cuando ya podía hacer dibujos con forma y poses; eran pokemones
simples, tales como un Digglet (un semi-óvalo con una gran nariz elíptica y
unos ojos en forma de arco). El personaje en sí no es muy impresionante como
otros muchos pokemones, pero no me daba por vencida, sabía que si le seguía
podría hacer cosas muy interesantes.
De mis
dibujos de pokémon a los siguientes, pasaría mucho tiempo; tal vez unos cinco
años. En todo ese lapso, lo utilizaba en otras cosas como en utilizar la computadora
para jugar videojuegos; particularmente Sonic
the hedhehog porque aparece un zorro que siempre he amado y desde pequeña
había sido mi más grande ilusión poderlo dibujar, pero temía que no me saliera
bien.
Cuando ya
obtuve valor para retomar el dibujo, comencé con otro personaje llamado Kirby,
este es una bola rosada con cara tierna que absorbe a sus enemigos y copia su
habilidad. Para poderlo hacer, primero comenzaba por copiar algunas de sus
poses. Al principio no me quedaba tan circular y su cara me quedaba movida,
pero con el tiempo logré perfeccionarlo hasta que me quedaba prácticamente
igual al original; incluso ya podía crear nuevas poses y habilidades.
Para ese
entonces habría pasado un año para poderme animar a dibujar al zorro de nombre Tails
(ese es el apodo que tiene el personaje porque tiene dos colas). Cuando
comencé, no creí que me quedara tan parecido ya que no lo había copiado, pero
estaba empeñada en poderlo dibujar casi igual; así que seguí dibujando en mis
momentos libres porque tenía que hacer tarea de la escuela o deberes.
Al cumplir 15
años ya sabía dibujar a Tails, incluso había creado nuevos personajes con su
respectiva historia. Estaba muy feliz porque por fin había podido cumplir mi
meta.
Al entrar preparatoria,
sabía que si seguía dibujando personajes de Sonic y hacerles historias iba a
desperdiciar un talento que podría aprovechar más… El dibujar nuevos personajes
con su propia trama.
Esta idea se
hizo muy presente y quise poder hacer nuevos personajes originales con su propia
historia, así que empecé por idear la historia original. Lo único que sabía a
ciencia cierta era que los personajes principales tenían que ser zorros por sus
habilidades naturales.
Cuando por
fin pude definir los personajes y la trama principal, comencé de inmediato a
hacer mi historieta (sigo haciéndola). Durante este proceso, de aproximadamente
tres años, los personajes han ido evolucionando, desde zorros que se parecían a
Tails, hasta otro tipo de zorro un poco más realista.
Al entrar a
universidad, yo estaba segura de saber dibujar muy bien; sin embargo, en las
clases, me di cuenta de que mi capacidad era fácilmente superada por otras de
mis compañeras. Al ver esto, no me di por vencida, puse atención en clases e
hice los trabajos.
dibujar es una habilidad que no todos tienen y que humanizan a las personas. Que padre que te guste y que lo sepas desarrollar bien. muy buena autobiografía temática
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